¿Qué es lo qué nos interesa trazar en el
carácter general del comportamiento social y político, desde la óptica socio
cultural para el desarrollo?
Habituados, a compartir la cotidianidad
de él(a) ciudadano/a, el(a) vecino/a, siguiendo ciudadanía palpamos su
actuación, inmersos en el sistema del poder local, marco-horizonte para nuestra
indagación, una serie de intereses colectivos, sujetos a la acción del poder
social y pudieran configurarse, tanto externa como internamente, al vecindario.
La experiencia señala que habría de
alinearse al concepto de Capital
Social basado en valores estructurales y Capital Humano, en las diversas formas
de organización, cuyo énfasis se centra en las redes comunitarias, a fin de
facilitar el trabajo y asentar el Valor Trabajo
en Equipo, beneficio y motivación, para la ejecutoria de una gestión eficaz
y transparente, siempre y cuando, prevalezca entre ellos, a nuestro modo de
ver, la impronta del Valor Honestidad.
Por tal razón, al echar mano del
concepto “cultura” adjetivado con política social, no es más que intentar
cubrir la mayor parte de los contextos y formas, del supuesto comportamiento
político, abandonando la idea de circunscribirlo o encuadrarlo, dentro de
límites inmoderados y contrahechos, indagando lo político, en ámbitos que
aparentemente no son políticos. Siendo que la cultura política, hace referencia
a los dos elementos fundamentales del supuesto ámbito político: el poder y la colectividad, mezclándose
sobre todos los contextos, en los que éstos interactúan.
Entonces, ubicamos nuestro objetivo
sobre la sociedad local como nivel colectivo abarcable para la investigación, y
aún dentro de ésta, queremos ocuparnos de los niveles más cercanos a la
cotidianidad, por eso, convivimos con los del barrio o en caseríos rurales, nos
ha permitido ampliar el marco horizonte de nuestra investigación.
Disponer nuestra ubicación, al nivel
más básico de la articulación colectiva: ciudades -el barrio- y caseríos
rurales por ende, nuestra interpretación del
barrio asentado en estructuras formales aisladas, vemos su participación insuficiente,
porque esta basada en una espera infinita llena de esperanzas, lo que les lleva
a conformarse, con ese poco dudoso,
desde nuestro punto de vista. Asimismo, con atención a sus demandas, por carencia
de insumos necesarios para la sobrevivencia, obviamente, uno de los errores más
frecuentes, es obligar a los vecinos a aceptar mansamente, lo que el otro (estado,
nación, municipio, empresa) pueda darle.
Por tal razón, nos hacemos parte por
espacio de año y medio, en conjuntos más o menos definidos, de grupos
domésticos pertenecientes a distintos sectores sociales, dotados de innegable
entidad administrativa, participando en cierto grado de sus intereses comunes,
y por tanto, esto lo constituye un nivel susceptible de desarrollo
socio-político en si mismos respetados, dentro de un contexto político, mucho
más desarrollado y formal institucionalmente, como lo es el Municipio.
Es por esto, que al liberarnos de esta
apariencia compartimentalizada de la sociedad -en la medida de lo posible en
vez de la política partidista- preferimos considerar como objeto de estudio: la cultura política, esta deferencia flexible,
nos acerca más a los fenómenos políticos y quizás podamos, aproximarnos con más
garantía, al entendimiento del comportamiento socio- político-comunitario.
Del mismo modo, vivimos con los del barrio o en el caserío, lo
irremediable la generación conflictos,
para dar sentido a la desazón en lo expresado por el vecino líder: haber sido
suplantadas de la noche a la mañana, por otra figura legal, cuando el barrio y/o comunidad no se siente
identificado ni representado con la labor del ente que rige sus destinos, invariablemente
ver el surgimiento de organizaciones paralelas, que no son reconocidas dentro
de las comunidades ni en instancias gubernamentales a nivel local (Municipio).
En este sentido, hemos escuchado a los dirigentes
vecinales decir: “los poderes públicos nos necesitan (consejos comunales,
organizaciones vecinales) porque nosotros extendemos las políticas públicas municipales
y sí la Alcaldía tuviera que pagar por la labor que realizamos, no podrían
asumir los costes”.
Así de vivido es el enunciado que
nos ocupa, acerca de las relaciones de poder, redes sociopolíticas
articuladores de colectivos, sociabilidad y asociacionismo, formas del
liderazgo social, formas discursivas sobre el poder, modelos identificativos
capital social y pertenencia colectiva, cualquier acción social que incumpla o
sustente, el ejercicio del poder, sobre el colectivo, sea cual fuere, el
ambiente del entorno objeto de estudio.
Por último, la consideración de
lo “colectivo” como tal, precisa del
desarrollo en el seno de un sistema de poder, en mayor o menor medida
autocentrado, con lo cual, podemos conceptuar analíticamente como colectivo, a
cualquier agregado de individuos, a todos aquellos que formal o informalmente, presentan
algún tipo de articulación interna. Es decir, intereses comunes desarrollados políticamente para la satisfacción de
su objetivo primario.
Milagros Lamper
Investigadora Social
FUNDACAEVA. Dejando Huellas...
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http://fundacaeva.blogspot.com
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